Històries de medul·la - Samuel Moreno, donante de sangre y médula

Samuel Moreno, donante de sangre y médula

“Si hay que ayudar, se ayuda”

Donant sang samuel Moreno

He sido donante de sangre desde que pude, supongo que debía tener alrededor de los 20 años. Vengo de familia de donantes y supongo que esto te marca. Recuerdo a mi abuelo que era colaborador del Banco de Sangre de su pueblo, en Puertollano (Ciudad Real). Conocí la donación de sangre y fui consciente de lo que era a través de las historias que me explicaba.

Vengo de familia de donantes, mi abuelo ya donaba

Donant sang samuel Moreno

Además, en el 2012, a mi padre le detectaron un tumor y tuvo que pasar por quimio, radio y por diversas intervenciones graves. Fue un proceso muy duro. Gracias a Diós, ahora es un superviviente y puede seguir haciendo vida prácticamente normal, aunque con las secuelas de una enfermedad así. Pero aquello supuso un impacto y se sumó al hecho de que mi abuelo también había sufrido una leucemia, durante la cual, evidentemente, no pudo donar.

Fue que  viendo todo el proceso de mi abuelo y, luego, todo el proceso de mi padre, que algo hizo un clic en mí;  y me hizo tomar la decisión y dar el paso adelante para hacerme donante de médula ósea y poder aportar un poco de mi buen estado de salud en aquel momento para poder ayudar a otra persona.

Lo cierto es que me dijeron que había muy pocas posibilidades de que me llamaran diciendo que había alguien compatible a quien pudiera hacer efectiva la donación. Que era como tocarme la lotería. Me apunté un día que fui a donar sangre a Reus. Rellené el cuestionario para entrar al registro de donantes de médula. Y allí quedó la cosa, de momento.

Me dijeron que era como si te tocara la lotería

Y fue muy rápido, o yo tengo esta sensación. Porque al cabo de dos o tres años, yo estaba en el cole esperando a mis hijos y me llamaron. Me dijeron que había una posible receptora de medula ósea compatible conmigo y que si aún estaba dispuesto a continuar con la donación. Y así fue. Y yo, todo lo que sea ayudar, allí estoy, al pie del cañón. El proceso en sí, no es complicado y nada del otro mundo, lo único es la semana previa a la extracción de la médula periférica, en la que tienes que pincharte la medicación y vas sintiendo como un estado gripal, sin fiebre, pero con mal estar general. Estos son los peores días, pero no va más allá. Luego, la extracción médula periférica es como una donación de sangre pero más larga. Depende de cada donante. ¡Y luego, a continuar tu vida como si nada, yo me encuentro como siempre!

Mi siguiente objetivo dar plasma, porque sé que es necesario también, y si puede servir para alguien, no hay alternativa, toca ayudar!